viernes, 6 de noviembre de 2009

Adelante tuyo siempre hay alguien más

Colas. Parece que todo el jodido mundo se hubiera inventado para hacer colas. Colas, colas y más colas. Filas de carne esperando el tubo, esperando a que reviente la cuenta, esperando por las Cornetas de la Salvación. Uno atrás de otro y de otro y de otro. Quizás el propósito mismo de la vida sea alinearse en constanste inmediataz tras algún otro, quizás de eso se trate el asunto. Mirarle el culo al de adelante, darle una palmadita de talquito mentolado. Ahora, uno tiende a preguntarse porque en vez de seguir el formato de la lineaneidad no nos amontonamos de alguna otra forma más divertida —geométricamante hablando claro, aquí somos todos entendidos—. En círculo tal vez, o mejor en rombo, como una cometa de papel sucio.
—Pero las calles son angostas, de ubicarnos así nos llevarían puestos los móviles y ya no tendríamos más filas que hacer, ni una sola. Ni una, ¿lo pueden imaginar? Sería espeluznante, el fin del mundo tal cual lo conocemos. Seguramente el urbanista se había pasado con el Artan —todo un profesional—.
Está bien, pero son 5 horas... 5 horas esperando, de mostrador en mostrador, siempre con alguien adelante alguien atrás... aguardando, aburriéndose, lustrando Tomahawks con la Corteza cerebral, bostezando un halo de miasma, prolongándolo un poco más.
— ¡Hey! ¡Metan un tren en llamas amacándose de trompa adentro del recinto para que pase algo interesante, o al menos se rompa la fila!.
—Puta, yo ese cheque no lo firmo, ¡ya es 421!. Llévense mis piernas, yo espero un rato más... total, somos todos palma acá. ¡422!. ¡Me las pegan luego con Oxi-glue! ¡Santísima seguridad social!
Y el juego es de un lado a otro, de placa en placa, con las cicatrices aburridas, silbando boludeces... acá, acá y acá, y ahora también acá y a la otra cola de allá. Sonados caras de taxidermistas esperan, fríos como pinochos lunares, hablando nonadas en colas de otras colas...¡no se inmolan ni siquiera por Cristo! ¿ Y qué pasa con Alá, el compasivo y misericordioso? ¡Herejes! ¡Perros infieles!
—Pura Basofia. El imbécil de Cristo que se ponga en la fila y el bueno de Alá que se meta su Yihad por el culo. Esto ya es un incendio... y si escucho de nuevo ese tañido electrónico quizás me vuelva loco y mi cerebro decore el lugar de gris y suelte una ráfaga de protones por todo el maldito recinto —el famoso plan b, nunca falla—. Mientras, la vigi estampa ganchos con la lengua, con sigilo, escupiendo tinta de acá para allá y de allá para acá. Los demás saltan como cabras famélicas de mostrador de formica, siguiendo la pluma, aburridas como un viejo réloj de cuerda...
— ¡Todos a ver esa cara de piedra! ¡Whisky!. Adelante los santos azules, ceniza en la córnea de nuevo. Listo, 5 horas. A olvidarse del puto asunto y a ungir las tetas con los críos prendidos shup con aceite de sistema, ¡Dios Santo que viva la procreación! ¡Boianovskyfiquemos! Bienvenidas ovejitas, a cagar papeles hasta arrugarse...y más allá! ¡Un poquitín más también!

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