lunes, 23 de noviembre de 2009

0:38

Meto la mano en mi bolsillo pringoso

Y saco una colmena de versos

Helándose

Secos en la punta de mi nariz

Un boleto golpeado

Grita fiero desde mi galera

De sardonia

Con muecas de ironía

Se baja con

Su ancha boca en grito

Como cuando

Abre el culo la Mulita

Y los muchachos se

Entretienen

Con su talquito Rococó

Del altiplano

El verbo relegado

En la esquina filosa

Se deshace en espasmos

Orgiásticos, pantagruélicos

El sordo lo mira

Le tira una oreja y

Se prende fuego en

La noche ponzoñosa

¡Se agotó mi acopio

De tornillos en la garganta!

¡Una cascada de metal

Endulazando toda mi laringe!

Y mi nariz se congela como el Gobi

En una trémula noche de invierno

Subido a la giba de un dromedario

De nieve

Nuevamente

Corolarios encaramados

En las coronillas de los hombres

Me hacen reír hasta los dientes

Más teatro para la cueva del miedo
Más preámbulo
Para la espera paciente
En la antesala de la eternidad

Ya lo dijo aquél ruso

loco

¡Las tabernas no asustan a nadie, ja!

Es bueno recordar

Que

Con un sonido seco

Se lo hizo saber a todo el planeta

También al eco final de la taberna

Más lúgubre de todas

Tambaleándose

Por lo menos otro millar de

Sucios años nuevos

En mi ilusa galera

De plomo reluciente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario