sábado, 5 de septiembre de 2009

Llegada de la primavera

Vuelvo, arrullado por el
soneto de las aves
aleteo
vaticinio ensoncedesedor
de la primavera
bacanales en las copas
de los árboles
heraldos alados
anunciando enardecidos
en los amanaceres
de gris más palido
el vigor que llega
con los próximos pétalos
lúdico desenfreno
del tallo que crece
el sexo que estalla
la orquesta áerea
fecundando alegre
la sangre calentando vida
ovíparos
vivíparos
el ciclo de todo lo
que creemos saber
girando voraginoso
sonriente
como una colegiala
chapoteando por las alcantarillas
cantando con los ratones
abajo la ropas
armaduras de poliéster
al descubierto
pieles y plumas
el dracma ardiendo
alto en el cielo
acuñado en dedos
de Helios
tajeando la dermis
coloreando los pómulos
los jardines farfullan
fantasías
perfuman de jazmines
revientan sus matices
mientras los insectos
brillan sus corazas
es sus diminutas
faenas
una vez más
asoman las raíces
rajando baldosas
en la jungla de concreto
incontenibles
laberinto bañado por
luz de medio hemisferio
prometeo de fuego helado
pinta de dorado
tu estadía
mimetiza verdes y melodías
y arrullos pintorescos
inacabables aleteos
en vientos huracanados
diques desvencijados
caen ya
¡está aquí, es inevitable!
miles de labios húmedos
incitándo los brotes
besando la corola
templando los parques esmeralda
la coartada perfecta
de las vidas que llegan
vuelan un rato
y se alejan de nuevo
sálpicando verde y celeste
los cuadros en mi mente
más allá
de lo que me confíaron
que había.

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