viernes, 14 de agosto de 2009

Guiones

Ay, ¿qué pasa con
todas esas mentes radiantes?
¿En qué están pensando?
¿Y todas esas piernas,
esos brazos y ombligos?
¿Hacía dónde se arrastran
tras su imprecisa dinámica?
¿y esos labios bocas cabellos?
¿Qué clase de hechizo embrujó
tales perfectas fantasías?
Ay, ¿y son acaso más sensibles
que los cascos de los barcos
oxidándose por el viento
en los puertos agotados de magia?
¿O de las inocentes sonrisas
de un torbellino de infancias perdidas?
¿Son sus secretos profundos cómo los mares?
¿Cómo la mirada de vidrio de
un viejo curda sobre su vaso de arañas?
Yo no sé nada de mentes radiantes,
pero tampoco oí nunca
de monos con chalecos de piel
ni de soles manejados por
diamantes que regulan sus propios brillos.
La vida gira en un tambor de seis agujeros,
truenos que apuran a la vieja espera
bien adentro en la carne trémula,
en el matadero de todos los cielos.
En esta película de malos,
donde la muerte es gratis
y los premios se los queda
el sultán que más gordo ríe,
yo soy un actor sin talento,
otro cínico que mira desde el otro lado
de la gran vidriera de las novedadades de la vida

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